Hospital San Juan de Dios

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Entrada principal del Hospital San Juan de Dios

El Hospital de San Juan de Dios se encuentra en la Avenida del Brillante, número 106, gestionado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Inaugurado el 24 de octubre de 1935, mantiene un edificio de dos plantas acogiendo 160 camas y teniendo en plantilla por encima de 200 trabajadores. Su directora médico es Grisélida Ramos. Actualmente, es un hospital privado y concertado, por lo que ofrecen asistencia tanto a pacientes privados como procedentes de la Seguridad Social.

Historia

El Hospital Hogar y Clínica de San Rafael acogía a niños con problemas de traumatólogo. Acudían niños de la provincia de Córdoba e incluso de Extremadura. A destacar la gran labor que hicieron entre otros los doctores Francisco Calzadilla León y Gonzalo Briones Espinosa, que con la organización y entrega que ofrecían los compañeros del Hermano Bonifacio, supieron dar cariño y asistencia permanente a tanto niño necesitado. En el plano médico y asistencial, hay que destacar al Hermano Gerardo y al Hermano Gabriel, que por dedicarse casi de forma exclusiva, al quirófano y la enfermería, vivieron más de cerca los padecimientos y sufrimientos de aquellos chiquitos, muchos de ellos casi abandonados por sus padres.

Los Hermanos de San Juan de Dios de Córdoba recibieron en abril de 2007 el Premio Averroes de Oro Ciudad de Córdoba 2007 a los valores humanos y concordia.

La Orden de San Juan de Dios en Córdoba

El origen de la Orden de San Juan de Dios en Córdoba se remonta al siglo XVI. Existía, al menos desde el siglo XIII un hospital de leprosos, el Hospital de San Lázaro, de Patronato Real. El mal estado del hospital le fue comunicado a Felipe II durante su estancia en la ciudad de camino a Granada. Decretó entonces que la institución fuera regentada por los Hermanos de San Juan de Dios, parte de cuya actividad sería atender a los pobres de la Córdoba.

Continuaron su actividad hasta la desamortización. Sobrevivieron los conventos-hospitales de Sevilla y Madrid, los cuales desaparecieron definitivamente en 1836, con el Real Decreto del 9 de marzo que dictaba la supresión total de todos los conventos. Por su parte, el abandonado hospital quedó completamente destruido en un incendio, el 25 de julio de 1867. Curiosamente, ese mismo año se aprueba la restauración de la Orden en España, aunque no será hasta 1934 cuando los hermanos de San Juan de Dios regresan a Córdoba.

Hogar y Clínica San Rafael

Fue en 1934 cuando el padre Bonifacio Murillo, gracias a la donación de una anónima señora consiguió lo necesario para que la Orden Hospitalaria San Juan de Dios abriera un edificio provisional y colocara la primera piedra del definitivo, del Hogar y Clínica de San Rafael para niños lisiados pobres. Para ello la orden hospitalaria adquirió los terrenos de la antigua Huerta de San Pablo, el 24 de noviembre de 1934. La compra se formalizó ante el notario y Antonio Plazas, gerente del Banco Central en Córdoba, por cantidad igual a la recibida de la caritativa donante y según consta en la escritura, para atender a una clase de enfermos que estaban olvidados y casi en un completo abandono[1], especialmente niños aquejados de graves enfermedades. Los primeros religiosos de la orden llegaron a Córdoba el 2 de enero de 1935. Se trataba del padre Touceda Fernández, el padre Llop y el padre Crescencio Olivares, iniciando, después de constituir con los escasos medios que tenían el capital inicial de la empresa, una serie de visitas en pro de contar con el apoyo institucional y el de la sociedad cordobesa, a través de la Unión de Damas pro-Hogar y Clínica de San Rafael. En primer lugar se presentaron ante el obispo, Adolfo Pérez Muñoz, quien les dio todo su apoyo para tan grata obra. Visitaron después al gobernador de entonces, José Gardoqui Urdanivia, quien hizo la primera suscripción. Los Padres Capuchinos, quienes los acogieron con suma caridad. El gerente de la Compañía SATA de autobuses de Córdoba les concedió pase gratuito.

El arquitecto Enrique García Sanz presentó los planos del edificio y el 14 de enero comenzaron las obras. Se creó una junta asesora con Antonio Manzanares; su esposa, María López; el doctor Juan de Dios Jimena y su esposa, Dolores Fernández; el ingeniero Elías Hernández y señora, Concepción Peña. La junta asesora estaba presidida por el padre Rafael Espinosa. Se nombró asesor jurídico a Cecilio Valverde y se pusieron las bases del trabajo piramidal que recaería principalmente en las señoras de Córdoba. Cada una que se incorporase al proyecto debía aportar a su vez un mínimo de nuevas suscriptoras que a su vez tendrían que hacer esa misma labor. El 7 de mayo se aprobó legalmente por el gobernador y quedó inscrita la Asociación de Unión de Damas Pro-Hogar y Clínica de San Rafael, siendo su presidenta María Ortiz Monasterio de Solanz, y vicepresidentas Adelaida Rivas y Dolores Fernández de Jimena. Los apuros económicos fueron constantes y aunque para los materiales se consiguieron pagos aplazados, para el pago de los jornales de personal y equipamientos fue en palabras del padre Crescencio Olivares la Divina Providencia, a través de la generosidad de los cordobeses, la que consiguió que se liquidaran. Él mismo dejó escritas diferentes anécdotas acaecidas que explicaban hasta qué punto iban al límite en ingresos y gastos: “Después de tanto esfuerzo, llegó la hora de equipar el hospital y fue gracias a la generosidad de Carmen Arnaiz, viuda del General López Tuero, que se consiguieron las 500 pesetas, equivalente al coste de una cama y sus accesorios. A esta primera cama se le denominó con su nombre y fue origen de las diecinueve restantes, que llegaron también por donación de cordobeses como Antonio Herruzo Martos y su esposa, Pilar Sotomayor Valenzuela, Paz Courtois de García, Fernanda Guerrero, viuda de Sánchez de Puerta, la vizcondesa de Termens, etc.”

El 5 de mayo de 1935 se dijo la primera santa misa en el sanatorio, celebrada por Francisco Calero, coadjutor de la parroquia de San Miguel. En agosto se empezaron a admitir los primeros niños con idea de que empezaran a fortalecerse de cara a las operaciones quirúrgicas a las que habrían de ser sometidos a partir de octubre, tras la inauguración oficial. En efecto, a las 11 de la mañana del 20 de octubre más de 2.000 personas de todas las clases sociales asistieron al acto. El obispo de Córdoba, Adolfo Pérez Muñoz, se dirigió al altar y bajo las imágenes de la Virgen de la Paz, San Rafael y San Juan de Dios dio comienzo la ceremonia, bendiciendo el edificio provisional y colocando la primera piedra. Esta, simbolizando la fundación del primer hospital por San Juan de Dios en Granada, tenía la forma de una monumental granada. Luego vinieron los discursos, en primer lugar de Manuel Enríquez Barrios; el director del hospital, Antonio Manzanares Bonilla, y Manuel Varo Repiso, que recitó un soneto. Intervino después la presidenta de la Unión de Damas Pro-Hospital y Clínica, María Ortiz Monasterio, señora de Solanz, que hizo referencia a las más de 700 suscripciones conseguidas y las 19 camas costeadas. Cerraron el acto los padres Guillermo Llop y Bonifacio Murillo, estando este último muy enfermo. Como colofón, destacar el cuerpo médico con el que contó el hospital desde el primer momento: Antonio Manzanares Bonilla, Francisco Calzadilla León, Antonio Carreto García-Meneses, Rafael Jiménez Ruiz, José Casana Diéguez, Rafael Pesquero Muñoz, José Navarro Martín, Juan de Dios Jimena Fernández, Octavio Ruiz Santaella, Germán Saldaña y Enrique Luque Ruiz.

Otras damas que colaboraron en la Asociación de Unión de Damas Pro-Hogar y Clínica de San Rafael fueron: Adelaida Rivas, viuda de Marchessi; María Topete de Gardoqui; María de la Paz Courtoy Carbonell; María Castillejo de Ramírez de Arellano; Cecilia Mac-Pherson de Sotomayor; Concepción Velasco de Cañas; María Ayustante de Sarazá; Concepción Rodríguez de Natera; señoritas Julia Navarro Jiménez y Patrocinio Avilés Marín. Otras fueron: Concepción Guzmán, Pilar Gutiérrez de Escudero, Rosalía Carbonell Cadenas de Llano, Elena Sarazá Ayustante, Josefa Natera Rodríguez, María Gardoqui Topete, Concepción García Courtoy, Adelaida Cabrera Marchessi y María Sotomayor.[2]

Referencias

  1. Reseña histórica de San Juan de Dios en Córdoba, [1], página 4
  2. Simpática fiesta, en el Diario de Córdoba, 25 de octubre de 1935, pág. 2.

Bibliografía

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