Historia de Palenciana
El extremo suroeste de la provincia de Córdoba (Benamejí, Encinas Reales, Palenciana...) no ha gozado de una investigación muy intensa en lo que a Prehistoria se refiere, lo cual queda reflejado en la escasez de datos sobre dicha zona. Solo las noticias proporcionadas por Juan Bernier permiten conocer la existencia, en el Cerro de los Toros, de cerámicas bruñidas encuadrables en una difusa Edad de Bronce.
Época Romana
También se han hallado restos de época romana en las cercanías del Cerro de los Toros, al sur de la carretera que une El Tejar con Palenciana y, sobre todo, en el Cerro del Pozuelo, donde se han hallado fragmentos de urnas y de lápidas pertenecientes a una necrópolis, así como una gran cantidad de tegulae, ladrillos y terra sigillata que delatan la existencia de una villa romana.
Edad Media
El territorio de Palenciana, cuya actual población surgirá en época moderna, formó parte durante la Edad Media del término de Benamejí. Si en la época musulmana perteneció a la Cora de Rayya (Málaga) y, después de la caída del Califato, al reino de los Banu Ziri de Granada, en los siglos bajomedievales -aunque fue incorporado inicialmente por Fernando III de Castilla a dominio cristiano y donado por Alfonso X de Castilla a la orden militar de Santiago- quedó dentro de la frontera del Reino de Granada, por lo que se verá envuelto en todos los cambios que afectaron a ésta hasta que se conquistó Antequera en 1410. Posteriormente, al restablecerse toda esta zona a la orden de Santiago, quedaría vinculado a la misma durante el resto del siglo XV, compartiendo con Benamejí todos los avatares históricos de esta centuria. Por eso, el pueblo quedó dentro de la frontera de Granada, lo que continuó en el tiempo hasta la creación de las provincias de 1834.
Las coras o koras eran demarcaciones territoriales en las que se dividía Al-Ándalus.
Edad Moderna
Durante la Edad Moderna Palenciana se mantuvo indisolublemente unida a Benamejí, por lo que el proceso histórico de una y otra es paralelo. Sin embargo, desde el siglo XVI Palenciana tiene en la documentación entidad propia, aspecto que se debe destacar. A raíz de la resolución real de desmembrar el donadío de Benamejí de la Orden de Santiago, en 1547, se envió a la zona a Juan de León con el fin de que realizara una evaluación sobre el término que permitiera fijar la indemnización a pagar a dicha orden. En el informe se recoge el tipo de explotación que la orden realizaba sobre Palenciana; este documento es el primero que recoge el término específicamente. Del informe se desprende que Palenciana en la primera mitad del siglo XVI (1526, 1529, 1542-1547) tenía 600 fanegas de tierra roturada, en la que se sembraba trigo y centeno, y el resto, unas 300, dedicado a pasto, bellota y esparto. El sistema de explotación se realizaba por medio de arrendamiento, generalmente a vecinos de Antequera.
En 1547 aún no estaba levantado el actual pueblo, si bien ya se habla de “un cortijo" en el término de Palenciana posiblemente ubicado en el lugar de la población actual. Fue a partir de la compra del señorío de Benamejí por Diego de Bernuy cuando se levantan casas en torno al primitivo cortijo, siguiendo el modelo de las de Benamejí, aunque no se construyen en gran número, puesto que en 1752, en el Catastro de Ensenada, el núcleo urbano no estaba aún configurado.
Es también a partir de mediados del siglo XVI, tras la adquisición por Diego de Bernuy, cuando el término empieza a ser habitado con una población estable, de la que había carecido durante la época de pertenencia a la orden de Santiago, en que sólo era habitado por temporeros que arrendaban las tierras para su explotación.
En Palenciana tienen reflejo todos los acontecimientos que se suceden en Benamejí durante los siglos XVII y XVIII, de manera que actúa como caja de resonancia en los movimientos que se desarrollan en torno a conflictos sobre la jurisdicción eclesiástica entre el señor y el convento de San Marcos de León, y finalmente, reivindica sus propios cargos concejiles y su propia jurisdicción, que no logra hasta la segregación del término en 1834, poniendo fin a las rivalidades que la dependencia creaba entre ambas poblaciones.
Siglo XIX
Todos los periodos iniciales del liberalismo español coincidieron con intentos de emancipación de Palenciana de su vecina Benamejí. Tanto en 1812 como en 1820, y ya definitivamente en 1834, esta población logró consolidar una situación administrativa largo tiempo anhelada, habida cuenta de las rivalidades permanentes que la dependencia creaba en el ánimo de sus habitantes. Una de las arbitrariedades que más enojaron las conciencias populares ocurrió en 1834, al negarse el Ayuntamiento de Benamejí a repartir proporcionalmente con Palenciana los fondos recibidos del Gobierno para atemperar la calamitosa situación generada por la epidemia de cólera y la crisis de subsistencia consiguiente.
La consecución de la emancipación definitiva quizá explique la constante lealtad de la villa de Palenciana al régimen liberal. Solo a fines del siglo XIX nuevas ideologías como la republicana tomarán carta de naturaleza con la creación, verbigracia, del Casino Republicano de Palenciana en 1893.
Por otro lado, su estratégica situación geográfica, próxima a las comunicaciones terrestres entre Córdoba y Málaga, permitió que en su economía, intensamente agrarizada, atisbasen, ya desde el XIX, actividades relacionadas con el comercio, aunque la proximidad de las Sierras Subbéticas facilitó, hasta mediados del siglo XIX, la pervivencia de un foco endémico de bandolerismo y contrabando.
En 1874 era alcalde José Carreira Gallardo, rico hacendado.
Siglo XX
En 1922 era alcalde el terrateniente José Carreira Ramírez y teniente alcalde Antonio Domínguez Arjona. Otros concejales fueron Antonio Gallardo Hurtado y Cipriano Velasco Velasco. Juan Velasco Plasencia fue juez municipal.[1]
Segunda República
En diciembre de 1933, una vez pasadas las elecciones generales y tras el triunfo de las derechas, fue convocada una huelga revolucionaria por el sindicato CNT. El día 8, un grupo de desconocidos, a las 3 de la mañana, llegó a la plaza de la iglesia de Palenciana. Rociaron con gasolina las puertas del templo y prendieron fuego. A continuación, se dieron a la fuga. Las llamas destruyeron la puerta del templo, el vestíbulo y parte del coro. Los vecinos alarmados intentaron asaltar el Centro Obrero de Palenciana, cosa que impidió la Guardia Civil.[2]
En octubre de 1935 se reorganiza el llamado Bloque Nacional de Palenciana, organización afín a Renovación Española, y remite una nota al Diario de Córdoba. Como presidente figura Antonio Velasco Hurtado; además forman parte: Ceferino Linares Velasco (vicepresidente); Antonio Hurtado Onieva (tesorero); Juan Hurtado Onieva (archivero); Francisco Antonio Velasco (secretario); y como vocales Félix Espejo Cívico, Juan Vílchez Montes, Gumersindo Camargo Velasco, José Aguilar Jiménez, Tomás Velasco Camargo, Antonio García Castro, José Aguilar Luque y Juan M. Arjona Aguilar.[3]
Según el diario El Defensor de Córdoba del 21 de abril de 1936, en el discurso del diputado Federico Fernández Castillejo, tomado del Diario de Sesiones de la Cámara, el político se interesa por el cese del ayuntamiento de Palenciana.[4]
El 25 de abril de 1936 informa la prensa que el alcalde ha ordenado detener a los empresarios Antonio Domínguez Arjona, Pedro Pedrosa Aguilar, Enrique Velasco Hurtado, Casto Hurtado Serrano, Cipriano Velasco Velasco, Francisco Pedrosa Martín, José Antonio Linares Guerrero y José Hurtado Velasco, como elementos facciosos relacionados con la prohibición del partido Falange Española, decretada por el Gobierno del Frente Popular el 16 de abril de 1936. Al día siguiente fueron puestos en libertad por el Gobernador Civil.[5]
El 10 de junio de 1936, al patrullar por la localidad tres guardias civiles y pasar cerca del Centro Obrero, el guardia Manuel Sances Jiménez fue violentado por un trabajador. En efecto, Matías Soria Jiménez lo cogió del correaje y, sin tiempo para reaccionar, lo introdujo en el interior de la Casa del Pueblo. Allí entre varios individuos le seccionaron la yugular con una navaja barbera.[6] En septiembre de 1937, en plena Guerra Civil, se celebró el Consejo de Guerra en Lucena. El fiscal pidió pena de muerte para Soria y 11 de los procesados y 20 años de prisión para otros tres procesados más.[7]
Guerra Civil
Palenciana quedó adherida territorialmente a la zona franquista desde el mismo 18 de julio de 1936, como en general ocurrió en los demás pueblos de su entorno próximo al iniciarse la Guerra Civil. Era límite provincial y como tal estuvo cerca del frente de batalla.
En noviembre de 1936, el frente de batalla por el sur de la provincia de Córdoba se hallaba a 4 km. al sur de Luque, por la carretera de Granada.[8]
Referencias
- ↑ De Palenciana, en el Diario de Córdoba, 20 de diciembre de 1922, pág. 1.
- ↑ Gobierno Civil. Unos desconocidos incendian la iglesia de Palenciana, en el Diario de Córdoba, 9 de diciembre de 1933, pág. 1.
- ↑ REMITIDO. Comité del Bloque Nacional de Palenciana, en el Diario de Córdoba, 27 de octubre de 1935, pág. 2.
- ↑ Discurso de Federico Fernández Castillejo, en el diario El Defensor, 21 de abril de 1936, pág. 2.
- ↑ Notas de la provincia. Puestos en libertad, en el diario El Defensor de Córdoba, 27 de abril de 1936, pág. 1.
- ↑ El entierro del alférez Anastasio de los Reyes López y su trascendencia histórica, por Fernando Rivas Gómez, pág. 150.
- ↑ Lucena. Consejo de Guerra, en el diario El Defensor, 20 de septiembre de 1937, pág. 1.
- ↑ Acto heroico, en el diario Azul, 5 de noviembre de 1936, pág. 11.
Principales editores del artículo
- Eluque (Discusión |contribuciones) [20]
- Tiersen (Discusión |contribuciones) [2]