Reales Escuelas Pías de la Inmaculada Concepción
Heredero del Colegio de Santa Catalina, que fue creado en 1553 por la Compañía de Jesús, situado en un gran complejo arquitectónico entre las calles Santa Victoria, Plaza de la Compañía y la Calle Juan de Mena, y unido a la iglesia de la Compañía, en la collación del Salvador. A lo largo de la historia, durante sus diferentes etapas ha tenido distintos nombres, como Colegio de Santa Catalina, Reales Escuelas Pías de la Inmaculada Concepción, Colegio Cervantes y Colegio de la Inmaculada Concepción.
Contexto
El origen del colegio hemos de encontrarlo en la donación del deán del Cabildo Catedralicio Juan Fernández de Córdoba a la Compañía de Jesús, así como al apoyo económico prestado por Catalina Fernández de Córdoba, marquesa de Priego, motivado por el ingreso en 1552 de su hijo Antonio de Córdoba en la institución jesuítica.
El 24 de enero de 1554 el padre Antonio de Córdoba es nombrado primer rector del colegio, llamado Santa Catalina en honor a la madre de éste. Las obras de construcción del colegio comienzan en 1555 y terminan en 1604. Durante este tiempo, comienza a edificarse la iglesia del Colegio, que posteriormente y tras la expulsión de los jesuitas, pasaría a ser parroquia, por la unificación de dos iglesias.
Un siglo más tarde, y debido al estado ruinoso en el que se encontraba el colegio, decide levantarse uno nuevo en 1701. A finales de siglo y gracias al Padrinazgo de Carlos IV, el modelo de enseñanza de la escuela cambió, apoyándose en el método de enseñanza seguido en la Real Escuela de San Isidro de Madrid.
Fundación
En la Córdoba del siglo XVIII, en una ciudad que en 1749 rondaba los 48.000 habitantes, se contaba con escuelas de primaria en los colegios de la Piedad y en el Santa Victoria. Además, existían una quincena de "escoleros", según se recoge en el Catastro de Ensenada, más el Colegio de Educandas, creado en 1781 y sostenido por la Sociedad Económica de Amigos del País de Córdoba.[1]
El rey Carlos III le concedió lo pedido por Decreto de 3 de agosto de 1787, transmitido por Floridablanca a la Junta Municipal de Córdoba el 21 de agosto.
Se le recuerda al deán su obligación "a ser de su cuenta y riesgo en todo tiempo la reparación y conservación del edificio, de las aulas y demás sitio que fuere necesario, y se les entregue para el fin que ha representado al Rey, quedando exentas las Temporalidades y el Real Erario para siempre de este gravamen; como también de cumplir la Fundación que ha ofrecido a S. M. hacer, remitiendo a esta Real oficina copia de la escritura de entrega y otra de las referidas obligaciones ha que ha de quedar constituido el expresado Deán con sus bienes".[3]
La Junta cordobesa designó como diputados para la demarcación del terreno del futuro colegio a José Fernández de Córdoba, veinticuatro de su Regimiento; a Francisco Gutiérrez Vigil, Magistral y dignidad de Prior de la SIC, y Juan Castro García, diputado del común, los cuales habrían de reconocer el terreno junto a a los maestros de albañilería y carpintería.
La Fundación echó a andar de la mano de tres patronos perpetuos de la Obra Pía y del colegio: el deán, el doctoral y el magistral de la SIC. Así consta en la escritura de constitución, de fecha 27 de septiembre de 1787, ante el escribano de número José Carrión y Aranda. Comunicada la escritura al Real Consejo, dos concejales (veinticuatros) de la ciudad, Rafael María Villaceballos y José Muñoz Velasco llevaron la representación de la ciudad en la sesión celebrada el día 8 de julio. Para agosto Córdoba contaría con una nueva institución docente, la Reales Escuelas Pías de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, que abrían sus puertas el 18 de agosto de 1791 las dos primeras escuelas de niños, cuyos maestros fueron Felipe Golmayo y Moreno y Julián Álvarez Golmayo. Ambos, junto al pasante Francisco de Pablos, habían estado durante 1790 en Madrid instruyéndose en el nuevo método de enseñanza que se aplicaba en las Reales Escuelas de San Isidro.
En 1794 se puso en marcha una amiga de niñas y casi ocho años después, en enero de 1797, se incorporaron las primeras maestras, Ana Román, que procedía de Fernán Núñez, y María Antonia de los Reyes, que lo hacía desde la capital. Con el tiempo se abriría otra Escuela Pía en el barrio de San Lorenzo.
Siglo XIX
En 1891 se celebró el primer centenario de las Escuelas Pías. El Diario de Córdoba recoge el acto de conmemoración:
Siglo XX
En el año 1942, los Hermanos Maristas alquilaron las aulas para instaurar en el mismo, el Colegio Cervantes. En el mismo estuvieron 31 años hasta el año 1973, cuando se marchan a su actual emplazamiento, en el Barrio de la Fuensanta. El colegio siguió siendo regentado por hermanos maristas, ya bajo el nombre de Colegio de la Inmaculada Concepción, hasta el año 1999, en que su gestión pasa a los Padres Escolapios.
Actualmente, el nombre del colegio es C.D.P. Reales Escuelas Pías de la Inmaculada Concepción y San Francisco Javier siendo un centro concertado de educación desde infantil hasta secundaria obligatoria.
Galería
Referencias
- ↑ Una institución educativa cordobesa a fines del Antiguo Régimen: las Reales Escuelas de primeras letras de la Inmaculada Concepción, por José Cosano Moyano, en el BRAC, núm. 122, 1992, págs. 119-137.
- ↑ Archivo de las Reales Escuelas de la Inmaculada Concepción. Carta de Francisco Xavier Fernández de Córdova al Rey. Córdoba 18 de julio de 1787. Legajo A-2.
- ↑ Una institución educativa cordobesa a fines del Antiguo Régimen: las Reales Escuelas de primeras letras de la Inmaculada Concepción, por José Cosano Moyano, en el BRAC, núm. 122, 1992, págs. 119-137.
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