Historia de Montilla

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Escudo de Montilla.

Desde el Paleolítico Inferior se conocen restos de ocupación humana en Montilla, al igual que en toda la Campiña, como lo atestiguan los útiles sobre lasca y los bifaces encontrados. Posteriormente han aparecido raederas, raspadores y buriles, del Paleolítico Inferior y del Paleolítico Medio y sepulturas del Campaniforme. El Epipaleolítico dejó huella en el término de Montilla, siendo el municipio uno de los escasos puntos geográficos cordobeses donde se han documentado yacimientos de la época, como el de Fuente de Pez, interesante yacimiento de piezas microlíticas. y del Neolítico del cual encontramos abundantes restos desde el Calcolítico, periodo en el que son más numerosos los yacimientos de cerámica, útiles de silex, puntas de flechas, etc..

Antigüedad

En las inmediaciones del Castillo de Montilla, tras diversas excavaciones arqueológicas desarrolladas en el Cerro donde se asienta el alhorí, se ha constatado la existencia de un antiguo poblado prerromano en sus laderas.

La presencia de restos arqueológicos, como una estatua de Diana cazadora o de vías romanas, hacen pensar en que hubiera un núcleo hispano-romano; sin embargo, aún no se han encontrado restos que permitan hablar de una ciudad romana a pesar de la abundancia de restos. Cerca de Montilla, en la zona de Llanos de Vanda se suele ubicar la Munda, librada en el año 45 a.C, en la cual se enfrentaron Julio César frente a Cneo y Sexto Pompeyo, hijos de Pompeyo el Grande. Tras la victoria de Julio César, este volvió a Roma para ser nombrado dictador. Sin embargo, los historiadores y estudiosos aún no están seguros de esta localización, ya que nunca ha aparecido ninguna prueba definitiva que confirme la relación de Montilla con Munda. Su proximidad a la vía de Corduba a Malaca y otras secundarias dan testimonios de que el lugar estaba habitado y había una intensa actividad agrícola. De fecha anterior a éstos, son los restos de poblamientos tartésicos e iberos hallados en el recinto del castillo.

De la época musulmana proviene el nombre de Montiya, anterior a la castellanización de la terminación -iya del árabe, que denomina a grupos humanos en toda su extensión, como agrupación, barrio, pueblo, ciudad, etc. Aparentemente, la zona, a la que se denominó Mondelia estuvo poco poblada y lindaba con las coras de Cabra y Córdoba-

Edad Media

Poco se conoce de Montilla durante la primera época de la Edad Media, incluyendo su propio origen, hasta su incorporación a la corona castellano-leonesa entre febrero de 1240 y marzo de 1241, durante la segunda estancia de Fernando III de Castilla en Córdoba. En estos años comenzó el repoblamiento con familias provenientes de León. En 1257 pasó a depender de Gonzalo Yáñez Dovinal, a quien Alfonso X el Sabio concedió en señorío la villa y castillo de Aguilar, del que dependería Montilla hasta 1343, fecha en que se extinguió el linaje de la Casa de Aguilar.

La titularidad de estas tierras cambiaría en varias ocasiones, hasta que en 1371, Enrique II de Castilla la concede a Lope Gutiérrez, alcalde mayor de Córdoba, segregándola de la Casa de Aguilar, junto con la independencia jurisdiccional y el título de villa. Fue en esta fecha cuando sustituyó a Aguilar de la Frontera como sede del señorío de ese nombre. Lope Gutiérrez, por su parte, la entregó en 1375 a Gonzalo Fernández de Córdoba, a cambio de sus diversos bienes en Guadalcázar. A partir de ese momento, Montilla, sin dar nombre al señorío, se convirtió en centro, sede y núcleo del mismo, situación que se mantendrá incluso cuando los Reyes Católicos otorguen a los señores de Aguilar el título de Marqueses de Priego.

La noticia más antigua que aparece de Montilla es en 1333, y hace referencia al castillo y a su nombre. Diez años después se menciona la población, consolidada totalmente, pero hasta 1371 no adquiere término municipal independiente de Aguilar y obtener el título de villa, reforzando su población y configurando su territorio a lo largo del siglo XV mediante pleitos por los límites con los concejos colindantes de Cabra, La Rambla, Castro del Río, Montemayor y Espejo. Sobre el Gran Capitán ha habido siempre una discusión sobre su nacimiento entre que era de Aguilar o de Montilla, ya que aunque nació en Montilla, en aquel momento pertenecía al Señorío de Aguilar, del cual era su padre titular.

Es, a partir de este momento, cuando comienza, sin lugar a dudas, la centuria más importante de la historia de Montilla, aunque con uno de sus mayores traumas: la destrucción de su Castillo.

Siglos XVI, XVII y XVIII

Bajo los Fernández de Córdoba, Montilla se convertirá en el centro del señorío de Aguilar, suplantando incluso a esta villa, y se preparará para su desarrollo económico del siglo XVI. Durante la segunda mitad del siglo XV experimentó un importante crecimiento demográfico, alcanzando los 1.166 vecinos en 1530, por lo que, después de Priego, a la que termina por suplantar, era la villa más poblada del marquesado de este nombre. Existen testimonios de aquella época sobre el castillo, cuyo origen parece remontarse a épocas anteriores a la Baja Edad Media, y aunque apenas se conservan restos, ya que fue demolido por orden Fernando el Católico en 1508 como ejemplar castigo impuesto al titular de la Casa de Aguilar (ya entonces primer marqués de Priego) y aviso al resto de la nobleza andaluza. Las noticias antiguas nos informan acerca de su suntuosidad y celebridad.

En el siglo XVI el fuerte crecimiento demográfico y el auge económico influyen en la ampliación del perímetro urbano y en la remodelación arquitectónica de la parroquia de Santiago y creación de la totalidad de fundaciones conventuales: franciscanos en 1512, agustinos en 1519, clarisas en 1525, jesuitas en 1558, y concepcionistas en 1594. La ciudad siguió forjando el primitivo casco urbano que hoy se conserva, y se expande hacia el camino de Córdoba gracias al barrio de las Tenerías o hacia el Sur. La práctica totalidad del centro histórico de Montilla tiene su origen y desarrollo en estos siglos XV y XVI.

En 1630, Felipe IV de España le concede el título de ciudad. Por aquella época los derechos señoriales suponen grandes beneficios para éstos y no pocos conflictos para con los vasallos. Hasta 1711 no se reconoce el derecho de los vecinos para erigir libremente hornos y molinos. Dentro de aquel marco, el concejo municipal cumple funciones de gobierno, justicia y regimiento de la villa, para lo que dispone de ingresos devengados por el arrendamiento de sus propios.

Ciudad de Montilla a mediados del siglo XVII.jpg

El siglo XVII está ligado a un estancamiento y regresión de la economía, epidemia de peste, falta de cosechas y hambre. Esto no frena el vigor religioso, sino que se intensifica con la fundación del hospital de San Juan de Dios en 1664 y el reconocimiento público del patronazgo de San Francisco Solano en 1647, casi ochenta años antes de su canonización en 1726. Cabe destacar en este siglo la importancia que el teatro adquirió en la localidad, ligado a la festividad de Corpus y al amparo del Marquesado de Priego. Las referencias históricas indican que la importancia del teatro fue tal en la ciudad, que Montilla contó con un corral de comedias a principios del siglo XVII, antes incluso que otras grandes ciudades andaluzas.

Vista oriental de la ciudad de Montilla. Juan Fernando Palomino. Lámina 5 del T. XI del Atlante Español o Descripción Geográfica, Cronológica e Histórica de España.... de Bernardo Espinalt y García. 1778-1795

El siglo XVIII supone una recuperación demográfica, sin cambios sustanciales en la estructura social, encabezada por los marqueses de Priego (duques de Medinaceli desde 1711), seguida de algunas familias nobles, clero, campesinos y artesanos de los más variados gremios. En 1726 fue canonizado el montillano San Francisco Solano, importante evangelizador en América del Sur. El 1 de abril de 1767 se expulsa a los jesuitas y el 24 de agosto de 1779 se funda la primera Sociedad Económica de Amigos del País.

El siglo XIX fue tumultuoso. Se vivieron diversos enfrentamientos, ya fuera contra los franceses en la Guerra de Independencia o entre absolutistas y liberales, a lo que se deben añadir la grave epidemia de 1855 y las revueltas contra Isabel II de España.

La revolución de 1868 representó un etapa de gran agitación política, puesto que en Montilla existían grupos de demócratas organizados. El amaño de las elecciones por parte de la burguesía local creó un ambiente de gran tensión social que dieron lugar a los graves sucesos de 1873, al conocerse la proclamación de la I República, en que estalló un motín popular, asalto e incendio de casas de varias autoridades municipales, con el asesinato de uno de los hombres más ricos al intentar huir. Desde este momento Montilla fue un importante núcleo republicano, con un claro reflejo de esta tendencia en las elecciones municipales.

Siglo XIX

En el siglo XIX, Montilla tenía 13 224 habitantes, por lo que se la consideraba una ciudad de tamaño medio; había 1840 casas en 84 calles, anchas, limpias y muy bien empedradas, como describen varios tratados, destacando las calles Corredera, Sotollón, Ancha, Enfermería, Torrecilla, San Fernando, Santa Brígida y Puerta de Aguilar y tres plazas: Constitución, Palacio y Sileras, así como el Llano de San Agustín. La ciudad contaba en este siglo con el Ayuntamiento, el palacio de Medinaceli, escuelas, hospital, la parroquia de Santiago, la iglesia de San Francisco Solano, así como siete ermitas en la ciudad y cuatro en las afueras, tres conventos de frailes y dos de monjas. También se ha hecho referencia al castillo, calificado por varios autores como «el más hermoso de Andalucía» y una serie de baños por el término atribuidos a los romanos. En este siglo, la economía se basaba en el sector primario: las producciones más importantes eran aceite (80.000 arrobas), vino, trigo (50 000 fanegas) y otros cereales, leguminosas, hortalizas y frutas. En cuanto a industria, destacaba el sector agroalimentario, los telares de lino y lana y alfarerías y tejares.

Invasión francesa

El 29 de mayo de 1808 el Ayuntamiento de Montilla recibe la resolución de la Junta de Defensa cordobesa por la que se insta a los Ayuntamientos de la provincia al alistamiento de hombres y al decomiso de caballos y armas. Reunido el Ayuntamiento montillano el día 30, a las 7:00 horas, se publica un bando exaltando el celo para el alistamiento y convocando a todos los que tengan caballos y yeguas. En otro bando solicitaba la entrega de las armas. Para el día 31 de mayo fueron convocados todos los hombres aptos para la guerra, entre los 16 y los 40 años. Según las instrucciones, todos los hombres de Montilla y Aguilar de la Frontera debían partir esa tarde y llegar a la capital cordobesa antes de las 23:00 horas.

Los cabildos del 2 y 3 de junio tratan sobre los preparativos de la guerra. El corregidor de Cabra pidió auxilio por la llegada de las tropas invasoras, pero horas después llegó un correo que dijo que era una falsa alarma. Para ese momento el coronel Pedro de Valdecañas cuenta con un contingente de más de 3.000 hombres a sus órdenes, procedentes de todas las poblaciones del sur de Córdoba.

El 7 de junio tiene lugar la batalla de Alcolea y a las pocas horas el general Dupont entró por Puerta Nueva y sometió a la capital a un bárbaro saqueo. Pocas horas después sus tropas llegarán a Montilla, donde solicitan aguardiente y víveres para los soldados, así como 20.000 raciones de pan de galleta que el Cabildo no sabe dónde conseguir. Durante todo junio de 1808 parece que los franceses controlan la ciudad.

El 1 de julio se recibió una circular de la Junta de Defensa de Córdoba fechada el 29 de junio en la que se pedía la formación de una Junta Local de Defensa que englobaría a Santa Cruz y Espejo. Reunido el cabildo el 2 de julio de 1808 nombró a una Junta:

El general Castaños obligó a los franceses a replegarse a tierras de Jaén. El 19 de julio tuvo lugar la Batalla de Bailén, en la que resultaron muchos heridos y en la que buen número de prisioneros -e incluso el general Dupont- pasan por la cárcel de Montilla.

En enero de 1810 las tropas francesas ocupan la localidad. La presencia será continua y sistemática. No será hasta el 5 de septiembre de 1812 cunado las tropas francesas abandonen Montilla y poco después, sobre las 17;00 horas, también Córdoba.

El 5 de septiembre de 1812, a las 15:00 horas, salieron las tropas francesas de Córdoba, por lo que hubo un "Te Deum" en la Iglesia de Santiago y repique general de campanas. A las 21:00 horas entraron tropas españolas en Montilla. En el Ayuntamiento se celebró una fiesta. Un cabildo del día 13 de septiembre acordó que fuera el 19 de septiembre el día para nombrar nueva Junta municipal que sustituyese al ayuntamiento colaboracionista.

Trienio Liberal

El 6 de marzo de 1820 pasaron por Montilla las tropas del coronel Rafael del Riego, que desde enero de ese año llevaba por bandera la Constitución de 1812. Tras el triunfo en Madrid de las nuevas autoridades liberales, el 17 de marzo llega a Montilla el ejemplar de la Gaceta de Madrid con los decretos e instrucciones para la elección de nuevos alcaldes. El corregidor Antonio Pimentel y Valenzuela convocó elecciones para el 20 de marzo, elecciones que llevaron a la alcaldía a Rafael Gómez de Morales, que juró la Constitución el 16 de abril en la Iglesia de Santiago.

En 1821 fue nombrado alcalde Rafael María de Aguayo, comandante del batallón de la Milicia Nacional, y un año después, en 1822, Florencio Rodríguez del Corral. El 26 de junio de 1822 una brigada de carabineros encabezada por Juan Espinosa de los Monteros que estaba acantonada en Castro del Río se subleva. Los día siguientes se producen graves enfrentamientos entre absolutistas y escuadrones liberales, dirigidos por Francisco de Valdelomar. El 1 de julio el jefe político de la provincia publicó un bando prohibiendo reuniones y se recobró el ritmo normal. Incluso pudo celebrarse la festividad de San Francisco Solano de es año.

El último año del período ocupó la alcaldía José Blequi, durante unos meses de 1823. En efecto, el 11 de junio de 1823 se proclamaba en Córdoba a Fernando VII como rey absoluto y volvieron a los ayuntamientos los regidores anteriores al periodo constitucional.

Reinado de Isabel II

El 19 de abril de 1834 se decretó el confinamiento de la localidad por el inicio de una epidemia de cólera que tuvo como origen la localidad de La Puente de Don Gonzalo.

El Ayuntamiento constitucional se pronuncia a favor de Isabel II en mayo de 1834. Poco después, el 5 de mayo de 1834, el corregidor Juan Vila Cedrón dicta un bando prohibiendo el tránsito a partir de las 22:00 horas por la presencia de partidas carlistas por la comarca. Incluso se aprueba el 11 de agosto de ese año abrir la correspondencia de las personas sospechosas de apoyar la causa de Don Carlos.

La sequía es además muy severa y el precio del grano sube. El empresario Antonio de Alvear protesta ante el Gobernador y pide medidas para paliar una situación en la que el precio de la fanega de trigo es de 57 rs. y el sueldo de un jornalero es de 3 rs. Ante esto, el Ayuntamiento de Montilla acuerda la venta de 22 fanegas de tierra de la Rejoya y Tejarejo, que eran bienes de propios. En septiembre de 1834 el cólera llega a Montilla, que durante meses sufrirá unas trágicas jornadas. Hasta la cosecha de 1835 no se normalizará la situación.

Mientras tanto, en febrero de 1835 es divisada entre Osuna, Estepa y Puente Genil una partida de 40 hombres armados que proclama rey a Carlos V. El 14 de febrero de 1835 el Ayuntamiento nombra a Juan de Alvear, sargento de caballería de la Milicia Nacional, para que ordene el cerramiento de la localidad y al regidor Tomás Jurado para que disponga la vigilancia en todos los portillos de Montilla.

El 7 de octubre de 1836 entran en Montilla las tropas de los generales carlistas Gómez y Cabrera. Llegaron a la ciudad por la Puerta del Sotollón, que hubieron de derriban pues estaba tapiada desde la epidemia. Destituyeron al Ayuntamiento y nombraron otro adicto. A continuación se hicieron con los fondos de caudales. Pocos días después partieron, aunque regresó el general Cabrera, pero a las pocas horas salió también pues estaban próximas las tropas del general cristino Narváez.

El Capitán General de Andalucía no levantó el estado de sitio hasta el 21 de febrero de 1837.

El Gobernador Civil pidió en febrero de 1837 las actas originales del Ayuntamiento carlista establecido en la ciudad por orden del cabecilla Gómez. Según acta del 24 de febrero, las actas no se remitieron por estar escritas en el mismo libro de las actas del Ayuntamiento constitucional y estar prohibido por ley su desglose. Por circular de la Diputación Provincial de Córdoba se ordenó abonar de fondos públicos las contribuciones de los particulares a la causa carlista.

1843

El levantamiento en marzo de 1843 provocó un terremoto en la vida política española. La Junta instalada en Córdoba encomendó a José Uruburu la constitución de un ayuntamiento progresista en Montilla. El 6 de julio se celebró la primera reunión del nuevo Ayuntamiento encabezado por José Uruburu, pero tuvo una efímera existencia, pues el 3 de agosto de 1843 volvió a tomar el bastón de mando el alcalde Manuel Benítez, en cuya primera reunió declararon nulos los acuerdos adoptados por los progresistas, así como los nombramientos y las destituciones de empleados públicos.

O'Donnell

Tras 10 años de gobiernos moderados, el progresista O'Donnell se levanta en armas en Vicálvaro. Las tropas llegaron a Montilla el 16 de julio de 1854, perseguidas por el general Blaser. El Ayuntamiento, presidido por Manuel Benítez, recibió a las tropas en la Puerta de Santa Brígida. Pronto las autoridades conocieron las intenciones de los sublevados. Exigieron la suma de 40.000 rs. que el alcalde en pocas horas hubo de reunir, en especial de los contribuyentes más pudientes. O'Donnell durmió esa noche en casa del propietario Francisco de Alvear. A la mañana siguiente, a las 7:00 horas, partió con destino a Portugal, por considerar fracasada la intentona. A las 11:00 horas llegó a Montilla el general Blaser, que pocas horas después continuó la persecución. Sin embargo, el 18 de julio llegó la noticia del triunfo del levantamiento y del inicio del Bienio Progresista.

El 22 de julio presentó su renuncia el Ayuntamiento moderado y se acordó votr una Junta que se hiciese cargo del Ayuntamiento, que quedó encabezado por José Fernández, que tomó posesión el 30 de julio.

Epidemia

Detectada en agosto de 1854, en el verano de 1855 estalla una nueva epidemia de cólera. El 10 de julio saltaron las alarmas y se produjeron las primeras víctimas. Se publicó un bando y se repartieron los médicos en seis distritos. La incidencia de la epidemia fue catastrófica. El 20 de julio el vicario dirigía un escrito al Ayuntamiento en el que denunciaba que los sepultureros no podían más.[1] En estas circunstancias, el alcalde José Gómez de Morales abandonó la ciudad. El 27 de julio, el Gobernador Civil le suspendía de su cargo. Los muertos se contaban muertos por centenas. En total se calculan las víctimas de la epidemia en más de 768 personas en la localidad. A finales de agosto la epidemia empezó a remitir y pronto se recuperó la normalidad.

Revolución de 1868
Antecedentes

En agosto de 1867 un telegrama del dirigente Ángel de Torres Gómez ("¡Salido ha llegado la hora!") dirigido a una barbería para el jefe local de los Demócratas José Salido circula por toda la localidad montillana y provoca la detención de los revolucionarios. El jefe de la Junta provisional montillana y 42 personas son detenidas. La represión fue inmediata y feroz.

El verano de 1868 fue seco. El 30 de julio el Ayuntamiento de Montilla prepara un fondo de 800 escudos (20.000 rs.) del capítulo de imprevistos para atender a más de 2.000 jornaleros hambrientos, pues ha acabado la campaña agrícola y hasta el otoño no se esperan nuevos empleos en la sementera y la recogida de aceituna. En ese ambiente, en septiembre irrumpe el pronunciamiento de Prim y Topete y el triunfo militar de Alcolea, por lo que la revolución en Montilla es un hecho. Un ayuntamiento desbordado entrega el poder a la Junta local revolucionaria. A la par, la asociación el "Buen Principio Montillano", de corte monárquico y que tanto había influido en la vida de la localidad, cede el paso a la nueva "Agrícola Montillana", constituida por masas jornaleras y que contaba con la mayor parte del vecindario.[2] En octubre publican un bando firmado por el presidente Antonio Uruburu, vicepresidente Martín Priego, y los vocales Francisco Molina García, Francisco Peñuela Rodríguez, Álvaro Baena, Eduardo Bacos, Lorenzo Repiso, Rafael Berral, Francisco Javier Jurado y el secretario José Ribera.[3] Las nuevas autoridades ponen en marcha una Partida Rural o "partida de la Porra" para imponer el orden público durante el Sexenio.

En una circular impresa la Gloriosa y fechada el 15 de agosto de 1869, el Partido Liberal convoca una reunión que viene avalada por Mariano San Julián, José Trinidad Ariza (Baena) y Francisco de Paula Delgado.

Sucesos de 1873

Al amanecer del 12 de febrero de 1873 un empleado de la estación de Fernán Núñez llevó a Montilla la noticia de que las Cortes habían proclamado la República. Los vecinos se congregaron en el Ayuntamiento de Montilla y proclamaron la República ante la ausencia de las autoridades. De camino al Ayuntamiento, el alcalde Antonio José Navarro Soto conoció la noticia y avisado del cariz de la situación, no vio oportuno acudir al Ayuntamiento. Tampoco la Guardia Civil se movió de la comandancia. Tras la proclamación de la Primera República Española, se propuso crear una Junta de gobierno, pero varias voces elevaron las críticas hacia cualquier autoridad y por contra adujeron que lo mejor sería que todos los vecinos entregaran las armas en el Ayuntamiento. Se acordó dar un plaza de dos horas para la entrega de las armas y varios grupos de revoltosos recorrieron el pueblo y cometieron los primeros abusos. Además, hacia las 9:00 horas, un grupúsculo atacó a un miembro de la odiada Partida Rural, Antonio Polonio Expósito, alias Tartalilla, que acabó muriendo.

Sin que se sepa muy bien la motivación última, al atardecer el populacho incendió un aguaducho de Antonio López Polonio y asaltó e incendió las casas de varias autoridades, como la casa del alcalde Luis Albornoz Muñoz, la del administrador del impuesto de consumos, la de Antonio Uruburu, hijo de un antiguo alcalde José Uruburu García; también incendiaron la casa de Antonio José Navarro Soto y mataron a su hermano Luis Navarro Soto; quemaron además las casas de Antonio Cuello Luque y de José Muñoz Repiso. A continuación, se quemó el Registro de la Propiedad. Como colofón, la multitud se dirigió al domicilio del terrateniente más rico de la localidad, Francisco Solano Rioboo, y se le dio muerte cuando trataba de huir a una casa contigua.

La Guardia Civil se negó a intervenir, a pesar de las insistencias del líder republicano Luis Antonio Aparicio. Al día siguiente Aparicio marchó a Córdoba y solicitó auxilio del Gobernador Civil. A atardecer del día 13 llegaron a Montilla por ferrocarril dos compañías de Infantería del Regimiento de Gerona, con guarnición en Córdoba, acompañados por Aparicio y Ángel de Torres Gómez. El Ejército reprimió la revuelta y devolvió la calma a la localidad de Montilla.[4][5][6] Fueron detenidos muchos obreros y sindicalistas montillanos. Precisamente, buscando apoyo para los detenidos en los sucesos de febrero, un grupo de montillanos entró en contacto con la sección española de la I Internacional. Algunos detenidos fueron a presidio, hasta la celebración del juicio, que tuvo lugar en noviembre de 1888. En su sentencia, se proclamaba la inocencia de varios acusados.

El 14 de febrero, todavía con el Ejército por las calles, se constituyó el nuevo Ayuntamiento con Francisco Peñuela Rodríguez como alcalde. El nuevo consistorio creó una Ronda Municipal Republicana en sustitución de la Partida Rural o guardia de la Porra para imponer el orden y la tranquilidad ciudadana. Peñuela renunció cinco semanas más tarde, el 19 de marzo de 1873 y su renuncia fue aceptada por el Gobernador Civil. Se procedió a una nueva elección de alcalde, que recayó en Luis Antonio Aparicio, líder republicano, pero pronto fue sustituido por Vicente Gallego, que a su vez fue cesado el 2 de septiembre de ese año y volvió al cargo Luis Antonio Aparicio.

El Ayuntamiento de Montilla promovió en junio de 1873 la aplicación de la ley desamortizadora de 1855 sobre los conventos de Santa Ana y Santa Clara. El cabildo aprobó por unanimidad la incautación de ambos conventos con fecha 10 de junio. Se fijó un plazo de 8 días para la salida de las monjas. En efecto, el día 18 de junio, ante el vicario José de los Ángeles y Salas y el párroco de Santiago Félix López las monjas abandonaban sus claustros.

Tras el golpe de Estado del general Pavía, el 7 de enero de 1874, el Ayuntamiento republicano fue sustituido por otro provisional, presidido por Agustín de Alvear y Castilla. Una de sus primeras medidas fue la reintegración de las religiosas exclaustradas a sus respectivos conventos (Cabildo del 6 de febrero de 1874).[6]

Restauración (1874-1900)

En 1875 Montilla fue cabecera de un Subgobierno y la figura del Corregidor se transformó en Subgobernador, siempre dependiente del Gobernador Civil de la provincia.

Epidemia de 1885

En el llamado año del cólera (1885) la enfermedad provocó la suspensión de la feria de septiembre y Montilla salió indemne de la epidemia, que sí afectó a la comarca.

El 31 de diciembre de 1885 el Ayuntamiento de Montilla, encabezado por su alcalde Juan Bautista Pérez Mataix aprobó la petición de los Hermanos de la Sagrada Familia (SAFA) para hacerse con el Hospital del Antiguo Convento de San Agustín.[6]

Núcleo republicano

El núcleo republicano fue fuerte en Montilla. En 1888, el Ayuntamiento lo presidía un republicano y en las elecciones de 1889, los republicanos consiguieron seis actas, frente a cinco de las fuerzas conservadoras y liberales. Su líder fue José Ortiz López-Cózar, que pasó el bastón de mando a otro republicano Bartolomé Polo Raigón.

En 1890 llegaron a la localidad los Salesianos.

Y hacia 1890 se le concedió a Montilla Audiencia

Siglo XX

Desde este momento Montilla fue un importante núcleo republicano, con un claro reflejo de esta tendencia en las elecciones municipales. Tras el triunfo de la Revolución Rusa se inició en Montilla, como en otros lugares de España, un período de agitación social. En mayo de 1917 una manifestación de protesta fue disuelta a tiros por la fuerza pública cuando marchaba por la calle El Santo. En aquel verano hubo varias huelgas y amenazas de atentados contra personas y propiedades, el portavoz del partido republicano en el Ayuntamiento fue detenido y la sesión municipal del 1 de agosto se celebró con la presencia de la Guardia Civil en la sala capitular. Los socialistas obtuvieron la mayoría en las elecciones de 1920, en continuo enfrentamiento con el sindicato católico, que estaba dirigido por el conde de la Cortina. Durante los años de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), maduró y se expandió enormemente la industria vitivinícola de la ciudad. En el entorno socio-cultural destaca la figura de Don Francisco de Alvear, Conde de la Cortina, que impulsa en la llegada de las Esclavas del Divino Corazón y la Congregación Salesiana, ambas consagradas a la docencia, y el regreso de la Compañía de Jesús. Además, el Conde de la Cortina, adquiere la Casa del Inca Garcilaso de la Vega para donarla al pueblo de Montilla con el fin de ubicar allí la biblioteca pública. Con la expansión del sector vitivinícola y bodeguero, los gremios artesanales quedarán a la sombra y la ciudad alcanzará fama universal con la elaboración de excelentes vinos, convirtiéndose desde 1944 en el núcleo más significativo de la Denominación de Origen Montilla-Moriles.

Segunda República

En las elecciones generales de 1931 y 1933, los socialistas obtuvieron una mayoría aplastante.

En enero de 1933 una comisión de empresarios visitó al presidente de la Diputación Provincial, Rafael Baquerizo García, solicitando el arreglo de varios caminos. Entre los empresarios figuraban José María Alvear, José Salas Sidro, Carlos Valderrama Rioboo, Félix Ponferrada, José María Naranjo y José Villalba y P. de la Puerta, acompañados por el presidente de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana, Juan Peinado Reyes.[7]

El 8 de mayo de 1934 el Gobernador Civil Luis Armiñán Odriozola anuncia el desmantelamiento de una organización revolucionaria en Montilla. Cacheado por la Guardia Civil Manuel García Espejo, secretario de la Juventud Socialista, a la salida de la Casa del Pueblo de Montilla, se le descubre una pistola Start cargada y con una cápsula en la recámara, más dos cargadores completos. Sus compañeros Francisco Baños Martínez, Manuel Jiménez Ríos, José García Rodríguez, José Lucena Real, Antonio Torres Alcaide, Miguel Castro Palma, Francisco Villegas Arjona, Manuel Rodríguez Toro, Manuel López y Francisco Martínez, todos iban armados o con estoques y fueron detenidos. En el registro del domicilio de Manuel García Espejo se halló una nota que decía "Valor y sangre fría para los momentos que ya están en puertas" de un tal Pedraza. García Espejo declaró que era el jefe de varias secciones de vanguardia para la revolución que se avecinaba. En casa de Juan Córdoba se halló un fichero con 350 nombres. También fueron detenidos Manuel García Córdoba y Antonio Lara Delgado, que poseían pistolas Start.[8]

El 16 de mayo de 1934 es detenido Manuel Raigón Toro, que escondía una garrafa de 16 litros de líquido inflamable.[9]

En junio de 1934 el diario socialista El Sur denuncia al capitán de la Guardia Civil, Sr. López, y dos policías (Ramírez y Romero el Maño) por coacciones.[10]

En 1936 el Frente Popular duplicó el número de votos de la derecha.

Guerra Civil

Los militares estaban al mando de Montilla desde el 19 de julio. Hay constatados, entre 1936 y 1939, 114 fusilamientos; posteriormente, se contabilizarían 16 más; sin embargo, los historiadores no están conformes con esta cifra: la mayoría de las ejecuciones no se inscribía en el Registro Civil, y más del 30% de estas ejecuciones se recogió a través de testimonios orales, por lo que se piensa que hubo muchas más de las recogidas.

Varios miles de personas huyeron a Espejo, a 12 kilómetros de Montilla al día siguiente del triunfo del golpe. Cuando Espejo cayó en septiembre de 1936, huyeron a Bujalance; en diciembre huyeron hacia Jaén, pues había caído en manos rebeldes.

La posguerra fue especialmente dura, se estima que en el año 1939 había alrededor de 400 montillanos en distintos penales. A partir de 1941, se indultó a muchos por falta de espacio. En las prisiones no había sitio para tantos reclusos, ni medios para mantenerlos en los años del hambruna. Sin embargo, la salida de la cárcel no era fácil: los republicanos encontraban, en la mayoría de casos, sus casas saqueadas, únicamente con las paredes. Muchos tuvieron que enfrentarse a los tribunales de responsabilidades políticas, castigándolos con cuantiosas multas y sometiéndolos a un control constante.

Sin embargo, en los años 60 se entró de lleno en el desarrollismo de la mano de la industria vitivinícola, que situó a Montilla en los primeros lugares de la provincia. No obstante, la localidad no se libró de la fiebre migratoria, siendo el principal destino de la inmigración Cataluña (San Juan Despí) y Alemania.

Dictadura franquista

Mujeres rapadas internas en un centro de rehabilitación. Montilla, c. 1940.

Transición democrática

Desde julio de 1975, y durante toda la Transición, Rafael Córdoba García gobernó la ciudad desde una Corporación circunstancial en la que aparecía, como delegado de Educación y Ciencia, Emilio Canalejo Olmeda. Con la concurrencia de las primeras elecciones tras la dictadura, celebradas el 3 de abril, el día 19 de abril de 1979 el alcalde saliente señalaba que “los cargos públicos se deben vivir intensamente, pero poco tiempo”. En estas elecciones, José Luque Naranjo, del Partido Comunista de España, se impuso a Coalición Democrática, encabezada por Antonio Panadero Pedraza; al PSOE, con Luis de la Rosa Morales; a Unión de Centro Democrático, con Amadeo Navarro Panadero; y al Partido del Trabajo, liderado por Miguel Salamanca Álvarez.

Sin embargo, José Luque tuvo que renunciar en 1982 tras sufrir un accidente. Lo sustituye un jovencísimo José García Romero, que con veintiséis años es elegido por la Corporación sin un solo voto en contra, señalando su disposición a “estar por completo al servicio de los ciudadanos […] y dispuesto a mojarme hasta donde pueda y haga falta, en defensa de los intereses de la gran mayoría, sin ser ni tibio, ni hacer concesiones a la demagogia”.

José García Romero abandonó la alcaldía tras las elecciones del 8 de mayo de 1983, en uno de los episodios más polémicos de nuestra reciente historia. Pese a ser la fuerza política más votada, el apoyo al PSOE de Alianza Popular, con Miguel Puig Velasco a la cabeza, dio la Alcaldía a Prudencio Ostos Domínguez.

Montilla pasó de tener 21.400 habitantes en 1975 a 23.050 habitantes en 2019. Excepto en un mandato, el Ayuntamiento montillano ha estado gobernado por la izquierda.

Entre 1979 y 1983 los alcaldes fueron los comunistas José Luque Naranjo, primer alcalde democrático tras 40 años, al que siguió José García Romero; tras ellos gobernó el socialista Prudencia Ostos, entre 1983 y 1995; Antonio Carpio (IU), entre 1995 y 2007; Rosa Lucía Polonio (PSOE), entre 2007 y 2011; Federico Cabello de Alba Hernández (PP), entre 2011 y 2015; y Rafael Llamas Salas (PSOE), entre 2015 y 2023.

El sector económico más fuerte de corresponde a los servicios, ya que la ciudad centraliza las actividades comerciales y las funciones administrativas de los pueblos de su entorno en la llamada Campiña de Montilla o área en la que influye: Montemayor, Moriles, Espejo, Montalbán, Aguilar de la Frontera, Fernán Núñez, La Victoria, San Sebastián de los Ballesteros, Santaella y La Rambla.[11]

Referencias

  1. Actas del Ayuntamiento de 24 de julio de 1855.
  2. DÍAZ DEL MORAL, pág. 84.
  3. Montillanos, en el Diario de Córdoba, 6 de octubre de 1868.
  4. LÓPEZ SERRANO, Miguel Jesús : La provincia de Córdoba. De La Gloriosa al reinado de Alfonso XII (Sept. 1868-1885), tesis doctoral. Universidad de Córdoba, 2011.
  5. La república relámpago, por Fernando Díaz Villanueva, en Libertad Digital, 5 de mayo de 2006.
  6. 6,0 6,1 6,2 CALVO POYATO, José: Guía histórica de Montilla. Córdoba, 1987, págs. 183-186.
  7. De la Diputación, en el diario La Voz, 19 de enero de 1933, pág. 6.
  8. La Guardia Civil de Montilla ha descubierto una organización revolucionaria, en el Diario de Córdoba, 9 de mayo de 1934, pág. 1.
  9. Gobierno Civil, en el Diario de Córdoba, 17 de mayo de 1934, pág. 1.
  10. Al señor Gobernador, en el diario El Sur, 7 de junio de 1934, pág. 1.
  11. Tierra de alternancia de la izquierda y de vinos con denominación de origen, por Francisco Javier Cantador, en el diario El Día de Córdoba, 16 de junio de 2019.

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